lunes, 5 de octubre de 2009

#1

Autre Jour Sans Toi


C A P Í T U L O 1



Un nuevo curso. Ese hecho había estado rondando por mi mente dutante las últimas dos semanas, sobretodo desde que tenía que oir las continuas quejas de Marie por el uniforme que tendría que llevar en su nuevo colegio, mientras que Pierrot, que tendría que enfrentearse a lo mismo, lucía feliz su nueva indumentaria fingiendo se un alto ejecutivo de la empresa de Paul Noel, nuestro ocupado padre y famoso empresario.

Varios golpes sordos terminaron con la paz que reinaba en mi lumisona habitación.


- ¡Ève! ¡Venga ya! No querrás llegar tarde el primer día, ¿verdad?

- Nooooo.. -le contesté desganada a Laure, mi madre.

- ¡Pues date prisa! -otros dos golpes.


Se oyeron unos pasos, con lo que pude comprobar que ya no se encontraba al otro lado de la puerta.

Me levanté despacio sin muchas ganas de ir a clase, me metí en el baño en un despiste de mi padre y me di una ducha disfrutando de sus gritos mañaneros como hilo musical. Salí cuando terminé y volví a mi habitación. Abrí el armario y llamé a Marie. Sería la oportunidad perfecta de recordarle que yo sí podía elegir.

Ella llegó quejándose, como llevaba haciendo una semana, sólo que ahora veía que no se libraría de aquello, y eso la hacía estar aun más cavizbaja.


- ¿Qué quieres? -dijo con voz monocorde.

- ¿Qué me aconsejas? No se qué ponerme...


Sonreí mientras señalaba el contenido del armario. Ella fue hasta éste y cogió una falda violeta.


- Mmmm.. esto es mio -me espetó.

- Lo se -sonreí- Pero ¿de qué te sirve a ti?

- No pretenderás que salga los fines de semana con el uniforme mierda este, ¿no? -gritó señalando su indumentaria.


Estaba ofuscada y no se fijaba en que esa falda ni siquiera me cabía, pero estaba siendo tan divertido ver su cara desencajada que no merecía la pena recordárselo.


- ¿Pero se puede saber a qué viene tanto grito?

- ¡Mamá! ¡Ève me ha robado! -gritó Marie mostrándole la falda.

- ¿Cómo dices?

- ¡Mi falda! Estaba en su armario y no pensaba devolvérmela.

- Pero cariño, si no le cabe...

- ¡¡Mamá!! -fin de la diversión.

- ¿Qué? -dijo mi madre bastante confusa.

- ¿Entonces para qué quieres la falda?

- No lo se, Marie... -me senté en la cama.


Alguien subía las escaleras y entraba en mi habitación.


- Mamá, mamá, ¿tengo ya bien los zapatos?

- Hijo, puedo verme en ellos, deja de sacarles brillo.

- ¿Seguro?

- ¿Vamos a salir algún día? -la cabeza de mi padre asomaba por el marco de la puerta.

- Cuando me devolvais mi habitación.

- ¡Pues devuélveme tú mi falda!

- ¿Es esa de tus manos? Si ya la tienes.. -Pierrot señalaba la falda y miraba a Marie algo perdido.

- ¡Tú calla! -le espetó mi hermana.

- ¡Marie! ¡No le hables así a tu hermano!

- Buuuuuuuuuuff....

- Sí, Ève. Ya nos vamos. No tardes.


Mi madre cogió a mis hermanos por las muñecas y abandonó la habitación siguiendo a mi padre.

Me levanté, me puse unos tejanos, una camiseta cualquiera y unas All Star. Bajé atusándome el pelo, cogí mi mochila y un mini-croissant de la mesa de la cocina y salí a la calle. El suave viento de comienzos de otoño hacía que mi pelo, algo más claro de mi castaño oscuro natural por el sol estival, hondulase mientras subía al monovolumen familiar de mi padre con el mini-croissant en la boca.
Minutos después habíamos dejado atras Le Marais e íbamos de camino a nuestra primera parada: la escuela de primaria Fleur Laroche; nuevo colegio de mis hermanos.
Pierrot, feliz con su uniforme, salió del monovolumen sonriente, seguido por Marie. Del asiento delantero bajó mi madre, que besaba las mejillas de Pierrot y le alborotaba el pelo, mientras Marie, de pie junto a ambos, miraba a su alrededor algo abochornada por la escena.

Pude ver cómo mi madre dejaba a Pierrot con el resto de almunos de 4º curso, y cómo Marie, ya e el último curso de primaria, buscaba con un estado de nerviosismo considerable a compañeros de clase.

Laure volvió al coche enjugándose las lágrimas, aunque ella aseguraba no estar llorando. La siguiente parada fue el Restaurant Dellacroix, donde mi madre trabajaba como chef. Me dio un beso en la mejilla y salió de camino al restaurante con su peculiar manera de caminar, cual bailarina de ballet, lo cual, según todos, yo he heredado. Me pasé al asiento que ella acababa de desocupar y psimos camino hacia mi instituto.

Cinco minutos después, las puertas del Sainte Emile emergían frente al monovolumen.



~ PunKmi

2 comentarios:

Paula dijo...

o.o!!! geniiall tienes que hacer el 2 muahjaja xD.. qe molaa

CryingISay dijo...

Ostras, tienes Counleft en lista de blogs U_U
Creo que aquello murió hace tiempo, quizás algún día retomo la historia y continuo...
Bueno, en cuanto pueda me leo el capítulo y te lo comento *__*